Samid Rivero llegó al Perú hace casi cinco meses. Su viaje
no fue sencillo. Intentó cruzar la frontera desde su Venezuela natal por tierra
hacia Colombia unas ocho veces, cuando el gobierno de Nicolás Maduro ya la
había cerrado. Cada vez que regresaba a su barrio en Barquisimeto, algunos
vecinos se reían recordándole todas las veces que se había despedido y entonces
se deprimía. “No le quería ver la cara ni a mi mamá”, cuenta. A esa depresión
se sumaba la falta de comida, por escaza y por cara; y los 4,000 bolívares
(unos 4 dólares) que podía ganar en una quincena no servían para costear un
solo viaje más.
Para entonces ya había subido unos videos contando sus
vicisitudes a su canal de Youtube. Uno de ellos, en los que hablaba de la
crisis y de sus últimos días en Venezuela y que hoy tiene más de 60 mil
visitas, fue visto por un compatriota suyo residente en Estados Unidos, que sin
conocerlo le regaló un boleto aéreo con destino a Lima. Sin creérselo mucho y
temeroso de no pasar los controles en el aeropuerto de Caracas, finalmente pudo
embarcarse rumbo a Perú. A sus 23 años ha empezado una nueva vida en Lima y
actualmente trabaja en una óptica en San Juan de Miraflores. En sus momentos
libres recorre la ciudad grabando todo lo que puede, porque sigue siendo un
youtuber, aunque ahora cuenta historias del exilio.
Samid es uno de los miles de venezolanos que están huyendo
debido a la grave crisis económica y social que afecta a su país. Se trata de
una ola migratoria sin precedentes que ha puesto al Perú como uno de sus
destinos. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que en nuestro país viven
unos 15,000 venezolanos. Casi 400% más que hace dos años, si se toma en cuenta
un estudio de la Universidad Simón Bolívar de Caracas, que con datos del 2014,
estimaba que la colonia venezolana en el Perú llegaba a las 4 mil personas. El
crecimiento ha sido exponencial y se siente en la calle. Es posible a veces
toparse con un negocio de arepas o escuchar ese cadencioso acento venezolano en
algún lugar. En Facebook hay varias comunidades en las que se ponen en contacto
y se informan sobre oportunidades de trabajo en Lima u otras ciudades del país.
Y por lo menos hay unos ocho canales en Youtube administradas por venezolanos
que cuentan su vida en el Perú. La mayoría llega por vía terrestre a través de
Colombia y Ecuador en un viaje que, en condiciones óptimas, puede demorar unos
4 días.
Alfredo y Bárbara
Él tiene 24 y ella está próxima a cumplir 21. Son esposos
desde hace dos años y hace 10 meses llegaron al Perú. Decidieron salir de
Venezuela al darse cuenta de que la crisis, además de lo económico, afectaba
sus estados de ánimo. “Todo lo que emprendíamos no se podía por la situación,
el trabajo era para el día a día, no se podía ahorrar, no teníamos un futuro.
Nos sentíamos deprimidos, hablábamos de mal humor”, cuenta Alfredo Rodríguez.
Tampoco estaban dispuestos a seguir haciendo colas para conseguir alimentos.
Además de considerarlo inseguro, sentían que apoyaban al gobierno del que son
abiertamente opositores. “Si queríamos comprar alimentos baratos teníamos que
optar por colas pero desde las 4 de la madrugada o antes. Además se oye que en
las colas se matan, se pelean por la comida”, explica Alfredo. Y al no tener
dinero suficiente para recurrir a los ‘bachaqueros’ (revendedores) a veces les
“tocaba desayunar, almorzar y cenar pan”, dice Bárbara.
Actualmente viven en Chaclacayo. Cuentan que uno de los
primeros lugares que fueron a conocer fue un supermercado y quedaron
impactados. Semanas antes habían grabado en video los anaqueles vacíos de un
supermercado caraqueño y el contraste les resultó abrumador. En un video que
subieron a su canal de Youtube, que ya tiene más de 260 mil visitas, hicieron
una comparación entre ambos establecimientos. Alfredo y Barbara, quienes
esperan la llegada de su primera hija, también relatan en su canal la odisea
que pasaron para llegar al Perú en su viaje por tierra y cómo les está yendo en
este país.
Paulina Fachin, representante en el Perú de la Mesa de la
Unidad Democrática (MUD), la confluencia opositora al gobierno en Venezuela,
dice que lo que está sucediendo en su país ya no puede calificarse como un
fenómeno migratorio. “La crisis que hay ahorita es humanitaria. En el 2014 se
hablaba de migración, pero el término que se debe utilizar es desplazados”,
dijo a RPP Noticias. Al respecto, el exdiputado venezolano Óscar Pérez, asilado
en el Perú desde el 2009, explicó a un medio local que “son desplazados porque
huyen de la inseguridad, la violencia y el hambre”.
Ante este drama, activistas como Fachin y Pérez vienen promoviendo,
a través de reuniones con grupos políticos y el gobierno, el inicio de un
proceso masivo de regularización migratoria con una visa humanitaria. De
momento, el permiso de turista al que tienen acceso la mayoría de venezolanos,
no les permite encontrar empleos formales. Además, al tener un tiempo máximo de
caducidad de seis meses (aunque por lo general se da por menos tiempo) se ven
obligados a salir y entrar del país para revalidar su permiso con los gastos
que eso implica. Es el caso de Samid Rivero quien ya tuvo que viajar dos veces
hasta la frontera.
Raíces Peruanas
Ella dice que decidieron salir de Venezuela porque, al ser
una pareja joven, no veían futuro en su país. “La cosa no estaba como para
trabajar y el dinero no iba alcanzar. La bolsa de comida (racionada) son dos
cositas por persona para un mes entero”, comenta. Nelson por su parte lamenta
que la situación para sus amistades y familiares que aún están allá esté
empeorado aún más. "Esperemos que este año suceda algo, los venezolanos
están sufriendo demasiado”, dice.
Los reyes de la arepa
Leonel Arrieche y Emilio Rodríguez son amigos de
toda la vida y llegaron desde Barquisimeto a Lima. Desde hace unos meses tienen
un puesto de arepas en una calle de Villa el Salvador y aseguran que les va muy
bien. "Ya hay caseritos, como dicen acá", cuenta Leonel, quien fue el
primero en llegar al Perú hace nueve meses. Él es un ingeniero industrial de 27
años que se quedó sin empleo en Venezuela y que está decidido a establecerse
definitivamente en Lima porque cree que su país “va a tardar mucho en
arreglarse”. Emilio llegó hace 3 meses y hace unas semanas se reencontró con su
esposa Marily Baez quien también vino a trabajar. “Fue una decisión difícil
porque soy muy pegada a mi familia y sobre todo a mi mamá, pero decidí que
estando aquí la podría ayudar porque la situación allá está muy difícil”, dice
ella. “Acá nos sentimos tranquilos, estamos trabajando y nos alcanza”, comenta
Emilio. Cada 15 días ellos se reúnen con otros barquisimetanos que también
viven y trabajan en Villa el Salvador. “Somos como diez u once”, dice Leonel.
Raíces Peruanas
Los abuelos de Nelson Rojas migraron desde el Perú al país
llanero en la década de 1970, cuando la ola migratoria era en sentido inverso.
Él, que creció en el estado de Miranda, rezuma venezolanismo cada vez que habla
y no solo en su acento. “Creo que hablo por todos cuando digo que si en algún
momento nuestro país se arregla, todos vamos a volver a nuestra patria”, dice.
Desde hace un año viven en San Juan de Lurigancho con su esposa Samantha
Vásquez, una joven venezolana de 18 años con quien hace un par de meses
empezaron a subir videos a Youtube contando cosas de su vida en Lima.
Los reyes de la arepa
Entrenados para sobrevivir
La crisis económica y la escasez los ha entrenado en
supervivencia. La gran mayoría de los que han llegado en los últimos meses
tienen que mantenerse con sueldos mínimos o lo que ganen en actividades
informales. Y aunque reconocen que los ingresos en el Perú son bajos, todos los
que fueron consultados por RPP Noticias dijeron sentirse aliviados de poder
cubrir sus necesidades más básicas. Samid Rivero, que gana poco más de un
sueldo mínimo, asegura que puede mantenerse y ayudar a su familia en Venezuela.
“Dios me hizo pasar por ese proceso de valorar lo más mínimo, sí se puede vivir
sabiendo valorar, sabiendo gastar”.
“Un venezolano tiene ahora la capacidad de salir adelante,
porque con tanto entrenamiento que ha recibido en una crisis no hay limitación
para que en otro país no le vaya bien”, dice Bárbara Rodríguez. “Quizá los
peruanos se sientan limitados, pero para un venezolano que viene de esa crisis
es damasiado. Con nuestro sueldo pudimos comprar nevera, lavadora, cosa que
allá en Venezuela es imposible con tu sueldo normal”, comenta su esposo, quien
empezó ganando el sueldo básico al llegar a Lima y que ahora trabaja diseñando
páginas web desde su casa. Al igual que Samid, el éxito de su canal en Youtube
también les da unos soles extra.
“Al menos uno aquí puede vivir, allá tenemos no más para
medio sobrevivir. Mi esposo y yo estamos recién casados, entonces a veces
quisiéramos tener un hijo, pero allá en Venezuela es imposible. Aquí ya tenemos
una estabilidad y sé que trabajando puedo ayudar a mi familia”, dice Marily
Baez.
“Estamos tranquilos, hemos descansado de esa
presión política que hay allá, y aquí en Perú nos hemos dado cuenta de que si
tú trabajas tienes la oportunidad de ir creciendo”, comenta Leonel Arrieche.
“Si vendemos arepas, podríamos tener dos puestos y mañana tres o cuatro.
Sentimos que aquí hay futuro, lo único que tenemos que hacer es trabajar
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